miércoles, 14 de septiembre de 2011

Anécdotas - Limpieza por un susto

Últimamente se me han estado cargando las cosas, para hacer unas debo dejar de hacer otras, y eso es algo que en verdad me molesta. Es más, he perdido un par de buenas ideas por esto. Pero le voy a hacer un esfuerzo.

Les cuento: Hace unos días, padecí un serio ataque de cólicos que me duró hasta la noche; y mi madre se preocupó... no específicamente por un posible problema con el apéndice o indigestión (yo estaba seguro que era esa última, ¿cómo se me había ocurrido comer una mandarina con una barra de chocolate de leche en plena mañana fría de invierno?), sino que lo atribuyó a un posible susto en mi viaje de promoción. Esto de los sustos pareciera ser pura boquilla, pero yo mismo he comprobado que es cierto. De hecho, si no se limpia al paciente antes del año de contraído el susto, fallece inevitablemente. Claro que me gustaría aclarar que todo esto de la brujería y curanderismos no me simpatizan mucho.

Pese a que sólo resultó ser un típico ataque de cólicos de los que tenía que soportar una vez al año (sí, son de costumbre), mi madre me insistió a que acudiese a una curandera (muy recomendada por lo demás) que curaba con espadas. Vaya, era la primera vez que me iban a curar con eso; digo, ya lo había hecho con cuy o huevos, mas nunca con espadas. La verdad es que nada de esto me daba buena espina.

Salimos al anochecer hacia la parte norte de mi natal Mangomarca, hacia una casa con un lindo decorado exterior a decir verdad, de color crema, acabados en rojo suave y una imagen en el patio con pedestal de madera y todo: bien, sólo por eso la casa ya no me gustaba (no me juzguen, pero odio las costumbres católicas... es más, odio a esa religión en sí; y es que le han hecho tanto daño a la humanidad que si no supiera que es Satanás quien está a cargo aquí, yo no podría creer que esa estafa siguiera en pie hoy en día). Al ingresar tuve esta vez sí que un mal presentimiento: ¿han escuchado alguna vez decir que alguien siente a una casa "pesada"? Pues yo sentí eso. "Jehová mío, si esto no está bien para ti, ten en cuenta que no fue mi idea" pensé.

Luego de un largo y aburrido parloteo entre mi madre y la señora, ingresamos a una habitación en la azotea en la que había una mesita con esos angelitos de porcelana que se venden por ahí, nada peculiar en ninguno de ellos, angelitos caucásicos y rubios con arpas y demás cosas por el estilo... esperen un momento. ¿Qué es eso? Parece una ángel rubia pisoteando en pos de victoria sobre lo que disque sería un demonio que en realidad parece un pobre esclavo negro! Ni siquiera se le notan prominentes los clásicos cuernos (hasta tiene alas que más parecen de ángel). Esa figura sí que me ofendió y me puso de muy mal humor. Estaba seguro que quien lo haya hecho no era más que un gringo (o europeo) de esos con el ego desbordado y racista ¬¬ . No seré negro (cholo nomás), pero los racistas me caen peor que medio litro de yogurt y un kilo de naranjas en el desayuno. Tratando de distraer la vista y calmar mis ánimos observé qué otra utilería se manejaba la señora, una botella que contenía lo que al parecer serían especias sumergidas en alcohol saltó a mi vista. Su tapa era muy grande y parecía un trozaso de plástico negro con forma de rectángulo que decía en frente "DISARONNO" en letras doradas.

Al empezar la sesión de limpieza, la señora me hizo sujetar con fuerza las dos esculturas de angelitos con la para mí ofensiva imagen en medio de estas dos. Empezó con sus rezos e incómodas adivinanzas sobre mi vida: que si bien no me había asustado, más de uno me había maldecido o me tenía harta envidia, que habían chicas que me habían echado el ojo (será por eso la envidia :P)... en fin, no le presté mucho la atención, al grado que ni recuerdo ya bien qué demonios fue lo que me dijo. Luego de los rezos, me limpió con las espadas "mágicas" según ella (que a poco ni filo tenían) frente a una imagen del "Jesucristo" (nótese la diferencia que hago entre éste y Jesús). Al terminar, nuevamente mi madre se agarró a parlotear con la señora durante un buen rato, yo mientras estaba en la azotea mirando el vecindario.

- Bien - pensé - al menos Clara ya no estará molestando.

- Así que siguen con eso del susto, aún no le veo nada lógico - intervino DragShot (¿ya les mencioné lo metiche en mi vida que a veces resulta este personaje imaginario?) - sólo porque estés bajando unos kilos no quiere decir que sea algo grave, además tus cólicos son de costumbre.

- Ah, buenas noches, amo de lo obvio ¬¬ - respondí un poco incómodo por su intromisión. no me gusta cuando me interrumpen cuando estoy pensando, aunque sea el producto de otro pensamiento mío el que me interrumpa - Por supuesto que ya lo sabía. Mas bien espero que después de esto no vuelva a molestar. La verdad este lugar no me gustó nada.

- ¿Y eso a qué se debió? - su duda de debe a que no siempre le doy acceso a todo lo que sé ^^.

- No sé, creo que la sentí algo... pesada.

- ¿Te refieras a algo así como plagada de esoterismos y cosas por el estilo?

- Sí, eso creo.

- Y así tu propia madre te metió en esto ¿eh? Vaya, que pensaría el Maestro... - así se refería él al altísimo - Jamás entenderé bien a estos humanos.

- ¿Sabes qué?, yo tampoco.

Me dirigí nuevamente a ver si mi madre había terminado ya su larga conversación con la señora, para mi alivio ya se estaban despidiendo. Bajamos y creo que al retirarme ni siquiera se me ocurrió voltear la vista atrás sino hasta estar a varias cuadras de aquél lugar, ya en el paradero.