Historias de Cajón - Dame un abrazo

- Oye, te cuento algo que me ha pasado - dijiste con ese dulce rostro que me encandiló desde el primer momento en que te ví.

- ¿Ah? ¡hola!... pues, cuéntame.

- Bueno, ¿te acuerdas del chino, ese flaco que me paraba siguiendo desde el verano?

- Sí...

- Pues bien, resulta que él era mi ex, y ahora me ha estado insistiendo demasiado para que regresemos... y yo tuve que aceptar porque ya me estaba molestando.

Yo bajé la mirada. Y pensar que ese día pensaba decirte lo importante que eras para mí. No sólo eras mi mejor amiga, sino que había empezado a verte con otros ojos...

- Espera ¿le aceptaste sólo poruqe te estaba jodiendo?

- Sí, ¿acaso no es ridíciulo? de hecho me estoy arrepintiendo, ¿sabes?. Él era muy meloso y eso no me gustó nunca... de hechpo era un aniñado.

- Y terminaron por eso ¿cierto?

- Sí, pero ahora me ha insistido al punto de hacerme volver, y eso me tiene preocupada. Ya no siento nada por él, hasta me cae mal y eso.

- Pero si no querías nada con él, ¿por qué rayos le diste alas?

- Ay no se, pero lo que sí se es que no debí hacerle caso y debo arreglar esto ahora. Hoy mismo a la salida voy a deshacer este error.

- Espero que sí - susurré para mí mismo - oye Eli - le dije - sabes que desde fines del año pasado hemos sido buenos amigos ¿no?. Siempre has sido alguien especial para mí.

- Y tú también, pero ya tranquilo, sé que puedo remediar esto. De ahí podemos ir un rato a la biblioteca y nos leemos algo como conversar... o será muy complicado.

Se oyó la voz de la cordinadora diciendo que todos los alumnos ingresaran a sus salones para comenzar las clases. Yo no sabía que hacer, creí que con el tiempo que llebávamos juntos sería algo fácil todo esto; pero yo no tenía ni idea de esto.

Nos despedimos como siempre con un chócale de manos y nos dirigimos cada quién a su salón.

A la salida de las clases te encontré conversando con Paty, te notabas un tanto pereocupada pero sin perder la sonrisa que siempre te caracterizó. Al rato un joven alto y flaco (y a decir verdad medio bobalicón) se te acercó por atrás y te tapó los ojos como jugando. tu respondiste alegremente y dijiste que te esperara e la escalera, que irías en un rato. Nos contaste que era sumamente meloso y engreído, que no te caía muy bien del todo y que por eso terminaron (no si ya lo sabía ¬¬). Pero dijiste algo más: ibas a conversar en ese momento con él para terminar esto de una buena vez. Desde el fondo de mi alma le pedí a Dios que esto fuera rápido y que no te resintieras por lo que pudiera pasar, siceramente mi día no podía estar más fregado.

Te me acercaste antes de retirarte y me pediste un abrazo. yo te lo dí sin pensarlo. A tí no te gustaba que te abrazara fuerte, de hecho yo casi no te tocaba, si yo lo intentaba me rechazabas casi de inmediato; con un poquito de pudor. Pero esa vez, me pidiste que te abrazara fuerte, yo accedí con algo de miedo, pero esta vez no reccionaste negativamente. Pude sentir tu pecho sobre el mío por primera vez con fuerza, eso me sentó bastante cómodo... ¡cómo deseé que ese momento durara para siempre!!! pero algo más me sorprendió, fueron tus palabras de despedida.

- Oye, te prometo que lo voy a arreglar todo ¿si?, no te preocupes...

Nunca te había escuchado con una voz más dulce, y un beso cerca a mi cuello fue el mejor broche de oro para dejarme confundido. Felizmente suelo ser muy frío con mis sentimientos y casi nunca afloran fácilmenete, si no lo hubieras notado de inmediato.

Salimos Paty y yo bastante preocupados, no sabía qué era lo que pasaría con ese sujeto; después de todo, los engreídos suelen ser los más violentos cuando se agarran con algo o con alguien.

Yo sólo espero que algún día lo sepas, Eli; que creo que me has vuelto a enseñar a amar, algo que es muy difícil en esta vida.